lunes, 29 de noviembre de 2010

Bomba de relojería

Aers, la verdad no quiero andar poniendo estructuras estos día. Estoy demasiado ansiosa de mandar todo a la mierda como para mantener un poco de rigurosidad, pero voy a tratar de hacerlo, solo para que después la culpa no me pese tanto.
Pero el detalle está en que quiero hacer muchas cosas de provecho demasiado breve, y quizás eso a la larga me haga sentir peor de lo que me estoy imaginando, por que quizás no le estoy tomando el peso a esto de la forma más adecuada, pero en serio quiero que se acabe, de una puta y definitiva vez.
Y como el lapsus de alivio durara unos meses, mejor ahora me voy haciendo a la idea de que será muy duradero y quiero arrancarme la cabeza.
Es ahí cuando los niveles de estupidez descienden arbitrariamente en comparación al tiempo que llevo aplicando dicho proceso. Pero en serio, no vayamos redundando en las mismas tonterías del año pasado, por que se supone que es ahora cuando tendría que mantener un nivel descente de determinación en la sangre.
Y uno de los principales problemas yace en que estoy riéndome de todo demasiado seguido, y se suponía que uno de mis deseos era dejar de reír hipócritamente cuando no quisiera hacerlo, por que igual me sentaba mal reirme solo para parecer agradable, para fingir que me importaba lo que mi compañía de turno pensara.
Pero ella sigue riendo, ella sigue riendo y sigue riendo totalmente petrificada por el miedo y la desesperación, amarrada al suelo boca abajo por la soledad y sintiendo que su espalda es atravesada por una daga , en cuya hoja lleva escritas las letras grandes y claras, que dictan: realidad. Y ella aguanta, ella acepta, ella va levantándose, y ella vuelve a caer, por que no se ha desecho de ninguna de sus ataduras, pero ella sigue intentando levantarse, y siempre es devuelta a la tierra, donde su boca se llena de fango y donde las lágrimas han hecho marcas permanentes en sus mejillas.
Y ahí se queda.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Tono de marcado, claro

No voy a echarle la culpa a nadie. Y en todo caso, ¿por que sacar culpa de todo esto? Quizás por que es el único sentimiento que me llega de forma inmediata. No es que lo haga intencional, carajos, no. Es solo que así es la vida, y así lo quiso el mundo y bla bla bla

Y lo digo en serio, hablar y escribir desvaríos y sinsentidos es de verdad tranquilizador, puede que te miren raro y te digan uno que otro comentario ofensivo, pero son detalles. La cosa es que me pone de buen humor, aún si asusto a los que me escuchan murmurar en japonés. No hay mucho que hacer con eso.

Entonces me da por girar unos grados la cabeza hacia la derecha, abro curiosamente los ojos y hago caso omiso de los susurros que tienden a orbitar al rededor de mi cabeza, quizás por que las conversaciones de la gente me vale un soberano carajo la mayor parte del día, y ahí es cuando me pongo de pie y me voy a mi cama.